Un pozo

También era un pozo sin fondo, negro, oscuro, frio, terroso, sin fin. Como un agujero negro pero no tan grande (algo capaz de caber dentro de mi pequeña persona).

Sabía, quería, llegar al fondo de ese pozo porque “hay que tocar fondo”, dicen. Yo solía creer que parte importante de la solución para salir era tocar el fondo, como quien cae parado con fuerza sobre una superficie y aprovecha el impacto para rebotar y salir disparado en la dirección contraria. Aprovechar esa inercia era la única respuesta.

No sé cuando toqué el fondo, pero debo haberlo hecho... O como sea, ya no siento la humedad rodeándome por dentro y por fuera. Aunque admito que era mi medio. Era.

En esta nueva situación, me pierdo a veces, bastante seguido. Pero creo que es porque en realidad me distraigo, me olvido que yo Sé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario