El único asiento libre era uno de los que mira para atrás. No me marea viajar así, solo me incomoda, quedas de frente a casi todo el resto de la tripulación.
Ma' si. Me senté. Al lado, un pibe leía. Yo con mis auriculares puestos (en otro momento hablaremos del hecho de q el único auricular q me funciona es el derecho, el de mi oído casi sordo. Q ironía! O no? Tal vez no...).
Noté el espejito ojo de pez justo arriba de la puerta. Nos veíamos reflejados distorsionadamente y también, arriba de nuestras cabezas, se veía parte de la calle x el vidrio de adelante del bondi, el del conductor. Era raro que el camino nos pasara x arriba de la cabeza. Era raro que yo lo veía y él seguía leyendo.
Tan concentrado estaba que me contagió. "Yo también voy a leer. Venga don Vicente, ilumíneme. Dígame que no estoy sola con estos pensamientos. Dígame que uste’ ya los ha pensado, amigo."
Reconozco que el comienzo del libro me resultó algo pesado, me preguntaba cuando se pondría interesante.
Y fue hoy. Yo sabía que era cuestión de tiempo para que me hablara, siempre pasa. Siempre.
(Me detengo para explicar donde estaba mi frágil subjetividad. hace ya tiempo que me interrogo el porqué de esta situación, el para qué. sé que todo tiene un porqué, que las cosas pasan x algo. solo hay que darle tiempo, confiar, estar atento y seguir moviendo se. Tarde o temprano las piezas encajan.
Lo sé. Ya es mi religión.
Peeeeero...
No comprendo. Ya pasó tiempo, ya tuve confianza, estoy atenta y sigo en movimiento y la respuesta sigue haciendose desear. Y ya lo siento casi solo como eso, un deseo, un anhelo, un misterio. Y lo peor es q mi intrincada mente no soporta no entender. No lo puede dejar ir. Me tortura la muy turra.)
Esto andaba yo mascando cuando Vicente me habló. Los ojos se me humedecieron, pero la pude pilotear.
"El que vive sinceramente y encuentra penas verdaderas y desilusiones, que no se deja abatir por ellas, vale más que el que tiene siempre el viento en popa y que solo conocería una prosperidad relativa.
(...)
Desde el momento en que nos esforzamos en vivir sinceramente, todo será para buen fin, hasta si debemos inevitablemente tener penas sinceras y verdaderas desilusiones; cometeremos probablemente también gruesas faltas y haremos malas acciones, pero es verdad que es preferible tener el espíritu ardiente, aunque se deban cometer más faltas, que ser mezquino y demasiado prudente.
Es bueno amar tanto como se pueda, porque ahí radica la verdadera fortaleza, y el que mucho ama realiza grandes cosas y se siente capaz, y lo que se hace por amor está bien hecho
(...)
Si se continúa amando sinceramente lo que es en verdad digno de amor y no se derrocha el amor en cosas insignificantes y nulas e insípidas, se logrará, poco a poco, más luz y se llegará a ser más fuerte..."
(Fragmentos de "Cartas a Theo", de Vincent Van Gogh. Podés leer un poquito más acá.)
Epa! Mi parada. Adios y gracias amigo anónimo y lector.
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