El martes le contaba a Lola que cuando yo sufro mucho por un vínculo que se rompe, siento como si me cortaran el vientre con un cuchillo, como si tuviera el cuerpo abierto y partido por la mitad a la altura del abdomen, y que ahí justo justo estaba el tercer chakra, el de las relaciones con los demás… Me enteré de esto la semana pasada.
Le conté que cuando sufro mucho mucho, siento que se me abre la carne de los antebrazos, del lado interno, desde la muñeca hasta el codo. Me duele ahí, terrible.
Yo sufro y lo siento en la carne, en el cuerpo.
Le pregunté a ella, y le costó responder, no sabía cómo decirlo, pero no era para nada similar a mi forma.
Cuando estoy muy muy contenta, feliz, realmente feliz, siento que se me hincha el pecho, como si brillara y se elevara, como un globo gigante queriendo salirse por mi esternón. No lo he sentido tantísimas veces, creo que 2 o 3, pero reconozco la sensación, que además se acompaña con un bienestar general, una calma alegre y un no poder dejar de sonreír.
Sería interesante hacer una investigación entre varias personas para saber cómo experimentan una sensación extrema en particular. La angustia extrema creo que es fácil porque todos sabemos cuál fue el peor momento de nuestra vida. Pero qué derecho tengo yo a hacer que la gente recuerde y reviva la situación más angustiante que pasó, y que la describa con lujo de detalles? Ninguno.
Qué loco… Será, entonces, todo tan distinto para todos? Calculo q sí.
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