Y pensaba en lo que son para mí. Desde mi, con la humildad
que eso realmente significa.
Cómo lo que quise, lo tuve, aunque al principio pensaba que
no.
Sentí que el que quería y necesitaba experimentar era el ser
madre. Ahí noté la importancia del otro vínculo: la pareja. Y pensé también en
llegar a conexiones más altas con esa persona, que esa será la persona para
combinar energías y vivenciar este pedazo de existencia ampliado, expandido por
hacerse uno con el otro.
Sentir un poco eso de ser "todo". Todos partes del
todo, con conciencia de uno mismo (si lográs comprenderlo). Dos conciencias juntas.
Y hasta ahí llegás? No. Por qué eso solo con
"otro" y no con "otros"?
Primero, no con todos tendría hijos. Segundo, este tema
es para otro análisis.
Una hija. Por qué ansío tanto esta relación?
Es lo que más me fascina. Me pregunté y entonces SENTÍ el
porqué.
Me imaginé sintiendo con ella. Y saber que en algún momento
nuestros cuerpos estarán unidos, serán realmente uno... Esa densidad de la
conexión de dos personas es maravillosa!
Todos la hemos vivido al menos una vez en la vida, al ser
gestados. Nos estábamos densificando desde el material denso de otros, padre y
madre. Es con la madre donde se unen los dos cuerpos-conciencias: el de la
madre y el del hijo.
Cuando una mujer queda embarazada se cumple el ciclo y el
regalo es volver a estar conectados desde lo más denso a lo más sutil.
Hermoso.
En esto estaba cuando noté que debajo del salto de cama de
mi mamá, tenía puesta una musculosa que me dio Marina ayer. Marina, amiga muy
querida, una de las mejores personas que disfruté en mi vida y madre primeriza
hace casi un año...
Y dí las gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario